¿El micrófono? Listo. ¿Los auriculares? Sobre el cuello. ¿El grabador? En la mano. Todo está listo para salir a la pista... La secuencia despierta cientos de recuerdos a Juan Carlos Golobisky. La pasión por el automovilismo deportivo fue la impulsora de su carrera periodística. La llama de la curiosidad por los “fierros” se encendió en la década de 1940 con la irrupción del Turismo Carretera. De niño, solía pararse al lado de las radios para informarse sobre el desarrollo de cada fecha.

El idilio se incrementó con la irrupción de Juan Manuel Fangio, el pentacampeón de la Fórmula 1, o las grandes campañas de Carlos Reutemann. Nunca se imaginó que, años más tarde, sería uno de los grandes difusores del deporte en Tucumán y que recorrería decenas de autódromos a lo largo de Sudamérica. Hoy, a los 89 años, “Don Golo” mantiene la misma pasión cada vez que se coloca al frente de un televisor para seguir la “Máxima”, y mucho más desde la aparición de Franco Colapinto.

Para Golobisky, el automovilismo siempre fue un deporte que apasionó a los argentinos. Las pistas, la velocidad y los sobresaltos hicieron que la disciplina se convirtiera en un atractivo generalizado. Pero, más allá de los aspectos deportivos, el periodista asegura que fue fundamental para el desarrollo del país. “Contribuyó a abrir rutas en el interior, unió pueblos y favoreció al turismo de distintas regiones en el comienzo del siglo XX”, comenta. Ese interés, según cuenta, ya se había manifestado en Tucumán. En 1926, se registró la creación del primer club y las primeras competiciones.

Este fue el motivo por el que no se sorprende ante la “Colapintomanía”, que desató el pilarense en Argentina. “Es la figura del momento. Llegó muy joven a la Fórmula 1, y mostró aptitudes sobresalientes para quedarse con un asiento”, opina.

INAUGURACIÓN DEL MUSEO DE NASIF STÉFANO Gentileza Juan Carlos Golobisky.

Al igual que muchos jóvenes en la actualidad con la Fórmula 1, “Golo” recuerda que el GP de América del Sur de 1948 -una carrera que desarrolló una ruta entre Buenos Aires y Caracas- fue la primera carrera que lo apasionó a pleno. El fanatismo fue tal que anotaba el desarrollo de las 14 etapas en una pequeña libreta. “Era mi forma de hacer planillas. Anotaba los pilotos, los clasificados y los abandonos”, cuenta.

Aunque el boom del automovilismo se dio con el primer campeonato mundial de Fangio en 1951 como piloto de la escudería Alfa Romeo. “Esa campaña despertó el entusiasmo e hizo que el automovilismo creciese en todas las categorías. Después se convirtió en una leyenda por los títulos. Para mí, es el mejor piloto de la historia de la Fórmula 1”, considera.

Por aquellos años, Golobisky comenzaba su carrera periodística en Goya, Corrientes. ¿Por qué vivía allí? Sus padres habían instalado una farmacia en la ciudad correntina, es decir, pasó toda su niñez y su adolescencia en aquel sitio. Los medios de comunicación eran bastante curiosos: se trataba de una red de altoparlantes instalados en las principales esquinas que brindaba información, música y publicidad, en espacios matutino y vespertino. “En 1950, cree un informativo de deportes con mi amigo José María Miranda. El primer programa fue el 5 de marzo”, indica.

La estadía en Goya sería corta, y la capital tucumana, que fue su ciudad natal, se convertiría en su nuevo hogar. El motivo principal era cursar la carrera de Farmacéutico en la UNT. “En 1963, con los colegas Roberto Laureano Lencina y Enrique Mario Rojas, dimos vida a ‘Motores en marcha’, el primer programa dedicado al deporte motor en la región”, dijo.

Ese espacio fue fundamental para cubrir las temporadas de Fórmula 1 durante las décadas de 1960 y de 1970, y entrevistar a grandes figuras del automovilismo nacional como Oscar Gálvez -ganó cinco campeonatos de Turismo Nacional y corrió un Gran Premio de F1-, el concepcionense Nasif Stéfano o Reutemann.

“’Lole’ fue la estrella que surgió 12 años después de Fangio. Lo conocí una noche en la sede de ATAS, previa a la Vuelta del Noroeste de 1966, y charlamos unos minutos. Estaba en los trámites de inscripción para participar con Fiat en esa importante carrera del calendario de Turismo Nacional. Años después transmití competencias de pista en las que “Lole” ganó experiencia para su campaña europea. Finalmente, relaté pruebas de Fórmula 1 con Reutemann como gran figura en el Autódromo porteño y en Interlagos”, retrata.

¿Por qué Argentina perdió terreno en la Fórmula 1? Golobisky considera que la mala situación económica del país hizo que perdiese relevancia en la “Máxima”. “Las crisis económicas hicieron que el último GP se corra en 1998. También aparecieron países con economías sólidas e infraestructura muy moderna o circuitos callejeros muy atractivos”, estima.

Golobisky, sin embargo, considera que la aparición de Colapinto es fructífera para el deporte nacional. La irrupción de una nueva figura reaviva las esperanzas de recuperar el terreno perdido en el siglo XXI y, sobre todo, ¿por qué no soñar con un nuevo protagonista de la Fórmula 1?